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LA NOVIOLENCIA SIGUE SIENDO EL CAMINO (A pesar de todo)

  • 2 de octubre, día internacional de la noviolencia

El 2 de Octubre en medio mundo se recuerda a Gandhi, uno de los exponentes más conocidos de la noviolencia. Tal día como hoy, hace 150 años nacía en la India el que sería considerado el padre de la noviolencia contemporánea. Mientras escribo esto comienza la Marcha Jai Jagat en la India que recorrerá medio mundo hasta llegar a Ginebra en Septiembre de 2020. También hoy comienza la II Marcha Mundial por la paz y la noviolencia en Madrid que terminará el 8 de marzo de 2020 en la misma ciudad. Habría que sumar miles de actos en todo el mundo cuyo objetivo es recordar la insistencia en la verdad popularizada por Gandhi con el nombre sánscrito de Satyagaha. Desde la irrupción del movimiento obrero y el pensamiento de autores como David Thoureau o León Tostoi hasta nuestros días se han desarrollado miles de experiencias noviolentas, en su mayor parte desconocidas, cuando no silenciadas u olvidadas.

La noviolencia ha construido un patrimonio impresionante que ha demostrado que se puede cambiar el mundo desarrollando la fuerza del amor con tácticas y estrategias, que en su forma de expresarse, adelantaban los fines que perseguían. Sin duda ya se ha plasmado en la historia la capacidad de la noviolencia para ir al fondo de los problemas y ensayar soluciones que rompan eficazmente la espiral de la violencia. Lo mejor del pacifismo, del feminismo, del ecologismo, del anticolonialismo, de las luchas por las libertades,… fue protagonizado y sigue siendo protagonizado por personas que beben de esta fuente siempre inspiradora y revolucionaria.

Sin embargo nos encontramos ante una paradoja que merece ser analizada con inteligencia y valentía. Las noticias que hoy ocupan las portadas de los medios de comunicación hablan de la desobediencia en Cataluña y de las manifestaciones contra el cambio climático en diferentes lugares del planeta. El perfil juvenil domina las imágenes y eso instintivamente parece generar cierta esperanza. Podríamos afirmar que la revolución noviolenta camina con paso firme abanderada por generaciones nuevas. Sin embargo para quién ha estudiado con cierto detenimiento ( y no poca pasión) la historia de la noviolencia saltan demasiadas alarmas. Que una niña como Greta Thumberg sea utilizada con éxito para abanderar la lucha climática pone los pelos de punta. Las luchas medioambientales, con décadas de activismo noviolento a sus espaldas, han costado la vida al Nigeriano Ken Saro Wiwa o al brasileño Chico Mendes, los dos enfrentados a grandes multinacionales. Hoy siguen segando la vida de cientos de mujeres y hombres, líderes medioambientales en Iberoamérica como Berta Cáceres o Diana Isabel Hernández, también enfrentadas a multinacionales depredadoras. Los que luchan desde abajo, que van a la raíz de los problemas y lo hacen desde los valores de la noviolencia no tienen un micrófono en las Naciones Unidas. Ni siquiera se lamenta su muerte en las manifestaciones de la semana pasada.

Mientras, se aplaudirá la energía y el descaro de la juventud que no dejará que “se venda su futuro” y que, casualmente, no ha entendido nada de la noviolencia, hasta el punto de creerse protagonistas de una revolución alentada por los grandes medios de comunicación, que nunca han mordido la mano que les da de comer.

El caso catalán también sorprende. Es evidente que nos alegra que ante el conflicto planteado la población busque la forma de intervenir sin violencia, pero lamentablemente ese no es el tema. El prestigio de la noviolencia cotiza al alza y eso hace que, cada vez más, se tenga en cuenta a la hora de organizar cualquier manifestación. Sin embargo no se puede reducir la noviolencia a una simple táctica. Desarrollar la noviolencia requiere mucho más que copiar formas noviolentas. La dinámica del poder, desde Maquiavelo hasta hoy, ha basado su “moral” en la justificación de cualquier medio con tal de alcanzar los fines que se propone.

Por el contrario la noviolencia se plantea siempre en una relación de coherencia entre los fines y los medios: Se lucha desde abajo para reivindicar el protagonismo del pueblo, no se usa la violencia porque se quiere demostrar que es posible un mundo donde el motor sea el amor, se dialoga con la verdad (La verdad nunca perjudica a una causa justa, nos recuerda Gandhi).Lo que causa perplejidad en este caso es que la noviolencia esté al servicio de los intereses de una estructura de poder que quiere más poder, que esté dirigido por esa estructura de poder y que marque su horizonte en una independencia cuyo objetivo es que las élites de ese territorio tengan más poder.

La noviolencia basa su prestigio en combatir las estructuras de poder, no en cambiarlas por otras. Es un instrumento para que los oprimidos puedan protagonizar su liberación. Los verdaderos oprimidos en Cataluña viven las mismas circunstancias que los de Madrid o los de cualquier otra ciudad española: Desahucios, paro, precariedad, explotación,… La estructura de poder de Cataluña, al igual que la del estado español, desatienden gravemente esas problemáticas sociales y no hay nada que haga pensar que eso va a cambiar en una supuesta Cataluña independiente.

Ciertamente la noviolencia es el camino a seguir porque apunta al verdadero pacifismo, al verdadero ecologismo y al verdadero feminismo que va dejando algunas cosas claras:

– Que tenemos que ir asumiendo activamente nuestra responsabilidad en cuanto colaboradores de la violencia.

– Que podemos encontrarnos luchando y viviendo desde abajo, construyendo un mundo en el que entendamos que luchar por los últimos es luchar por todos y luchar sin tenerlos en cuenta lleva fácilmente a la prostitución de las luchas.

– Que se trata de construir más sociedad, más colaboración, más asociación, más protagonismo de todas y menos estado, menos burocracia, menos intermediarios, menos vividores.

– Que el poder en el siglo XXI necesita legitimarse “copiando” los hallazgos de la noviolencia.

Todos los actos que hoy se realizan en el mundo con motivo del día de la noviolencia pueden ayudarnos a entender que esa corriente liberadora ha aparecido en la historia para ayudarnos a intentar ser honestos. La noviolencia, como todo ideal, sólo existe cuando hay personas que lo viven y que se dejan transformar. La noviolencia es un camino a medida del ser humano.

Moisés Mato, miembro del colectivo noviolencia.

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